martes, 12 de enero de 2010

Una odisea nevada

Prólogo.

Ya estoy en casa, seco, limpio y calentito. Recuerdo momento tras momento de este Dakar Morcillero, más bien Siberiano, y no dejo de pensar que si por una de esas casualidades me lo hubiese perdido, me lamentaría a perpetuidad. Existieron momentos de miedo, nervios y tensión pero no tengo ninguna duda que este fin de semana que hemos vivido lo recordaremos durante decenios. Mi respeto y cariño a todas Las Jurracas Meloneras y me refiero no sólo a la banda de inconscientes, como acertadamente nos tachó Luis, si no a nuestras valientes esposas o novias, que nos trajeron esos carros y esa ropa seca y limpia en condiciones meteorológicas adversas y soportaron esos sustos nocturnos en medio del temporal de nieve, y a nuestros hijos que nos acompañan allá donde vamos pasando por aventuras y desventuras.


El Dakar Morcillero y el Dakar Transiberiano.

Siete treinta de la mañana del día 10 de enero de 2010, el despertador me toca las narices otra vez, menos mal que hoy es para montar en moto pero aun así no me acostumbro. Hoy toca Dakar Morcillero, bueno pues después de varios cambios de fecha y no se cuantas páginas del foro, el día a llegado. Bajo a desayunar y ya noto un frío especial, aseo y necesidades, menores y mayores, ya sabéis, hay que ir ligerito de peso, y a la cochera. Más frío en el cambio del pijama a la ropa de romano, buff veremos el día que nos espera. A las 08:15 h. aparece la Vito amarilla Suzuki de Pedro. Abrazos, saludos varios, cambio de ropa de Pedro y yo a la Esquinita y Pedro a la gasolinera por eso de las presiones raras del tubliss. En el lugar de reunión habitual 12 valientes dispuestos a pasar frío en nuestro segundo Dakar Morcillero. Sin más dilación que la espera momentánea al de las presiones, nos dirigimos al primer track de la ruta, Rena. En este tramo compruebo que mis guantes de neopreno, el pantalón de pijama viejo y la sudadera que me he puesto en vez de camiseta interior, funcionan a la perfección, nada de frío.
Segundo track, Villar de Rena-Alcollarín. En este tramo el barrito, los charco y algún que otro arroyo, hacen que empecemos a divertirnos. Parada oficial cigarrera en el canal, aquí Pedro vuelve a las presiones de los tubliss y pregunta, jocosamente, por un compresor, ¡pues lo hay!, el vehículo de asistencia rápida y su piloto, además de salchichón y cervecitas lleva elementos útiles para las máquinas. El barro y los charcos aumentan y comienzan los primeros hielos. Charcos brillantes nos indicaban que ahí estaba el peligro, peligro que yo comprobé en primera persona más adelante pero eso ya llegará.
Tercer Track, Alcollarín- Zorita. Más diversión en el camino roto entre esas dos poblaciones, algunas piedrecitas, alguna subidita unidas al barro y a que ya estoy calentito me hace apretar mi ritmo, hago algún adelantamiento y cuando voy a hacer lo propio con Javi me encuentro en un barrizal de órdago, bueno pues no me queda otra que gas, culo atrás y qué sea lo que Dios quiera. Tal fue mi pasada que puse a Javi lindo de barro, cosa que luego me recriminó y con razón pero si corto me meto la primera del día seguro, y despacio no es que fuera precisamente. Llegamos a Zorita y toca repostar. Rato para reponer fuerzas y fumar, repaso a las máquinas y vamos con lo bueno que ya llega. A todo esto seguía sin nevar ni llover cumpliéndose escrupulosamente las informaciones que el departamento de meteorología de Las Jurracas nos trasladó a lo largo de la semana, y que decía que a las 14:00 h nos nevaría.
Cuarto Track, Zorita-Garciaz. Bueno pues comenzamos a subir. Una trialera que no hace mucho era hasta divertida, la han convertido casi en autopista, pero bueno, es lo que tiene el progreso y los que tienen sus tierras arriba querrán llegar en vehículos diferentes a los nuestros. Pero esta antigua trialera nos tenía reservada otra diversión, ¡Un encierro!. El paso de la primera moto espantó a unas vacas que por allí pastaban, yo me encuentro dos delante de mi, corto gas y voy detrás de ellas pensando como adelantarlas en un sitio tan estrecho sin que sus cuernos, cabeza o cuerpo me manden contra las piedras sin remisión. Me armo de valor torero y les meto una pasada a las vacas con un interior digno del mejor Rossi/El July. En el final de esta subida me comentan que mi mochila está abierta, la cremallera ha reventado, no me extraña, tanto trasto metido en tan poco sitio…. Si llevaba hasta el chubasquero dentro. Me espero a la llegada del vehículo de asistencia rápida que ahora hace las veces de camión de repuestos, Cochoño echa pie a tierra por la tardanza de los que faltaban y tiene que cerrar la cancela ante los Sanfermines que se acercaban. Unas ocho vacas en carrera precediendo al resto del grupo. Seguimos nuestro camino y el hielo ya es una constante, no existen los charcos, sólo unas cortas pistas de patinaje. En estas que iba yo excesivamente pegado a Garci cuando esquiva uno de esas traicioneras roderas tractoriles convertidas en pistas de bogsley, yo que me encuentro el regalo de sopetón acelero para intentar evitar la caída, y en eso se quedó en intento. Entré en la rodera en cuarta o quinta, gas y la rueda delantera empieza a hacer cosas raras hasta que la moto desaparece de entre mis piernas hacia mi derecha y yo volando a un metro del suelo sin aterrizar en cuatro o cinco metros hasta que mi vuelo acabó en un aterrizaje forzoso dando como resultado la rotura de la visera de mi Axo Sport y un moratón curioso en mi bíceps izquierdo. Motivado por mi caída tenemos un amago de pérdida, Juan, Ricardo, Javi, Juanma y yo pero rápidamente nos volvemos a unir. Seguimos subiendo, esta vez en un sendero precioso lleno de hojarasca y entre castaños hasta el mirador de Garciaz. Parada oficial para reponer fuerzas y líquidos perdidos. El sitio es único, realmente unas vistas espectaculares de nuestra tierra y de una borrasca que se acercaba sin remisión a la cita que con ella el destino nos tenía reservada. Con un frío ya más que apreciable vemos que los que faltan no llegan y que algo no iba bien, César qué es uno de los que se conocen la ruta, monta para intentar localizarlos. Al cabo de unos minutos de bromas y risas sobre las Power Parts Rural Racing de Ricardo, (realmente espectaculares esos calienta manos Acerbis tipo Derby Antorcha o Gimson Albarda), llega César y el resto del grupo que se había despistado. Juan ha sufrido una caída y como él cuando se cae se cae, pues nos comenta que le duele el costado, unas preguntas del doctor, (como veis tenemos una organización de lujo con asistencia rápida, camión escoba e incluso doctor) y a continuar. La bajada tiene un ángulo de inclinación curioso pero sin más complicaciones y pasamos al siguiente track.
Quinto Track, Garciaz-Logrosán. Esa bajada ya es de este tramo, llegamos al final de ella a la carretera hacia Logrosán, el dueño de la finca muy amablemente nos da las llaves del candado de la puerta de su finca para salir de ella pidiéndonos dejemos la llave en el suelo al lado de la cancela. Buena gente si señor. Unos dos kilómetros de carretera y empezamos una calleja llena de barro y charcos que desemboca en un río que no debería estar ahí pero que está. La profundidad hace que Santi se moje hasta cerca de su masculinidad, el resto pasamos más hacia la derecha, algunos sin mojarse y otros dejando sus botas como una piscina. ¡Empieza a nevar!. Decía nuestro departamento de meteorología que este fenómeno comenzaría a las 14:00 h, ¡¡¡¡¡uy!!!! por poco. Se ha equivocado en hora y media.
Sexto track, Logrosán-Cañamero-Guadalupe. Un tramo rápido y con barro, que me hace llevarme un susto pero que sólo quedó en una buena imagen para la cámara nueva de Garci, nos lleva hasta Cañamero. Parada oficial, el vehículo de asistencia rápida y camión de repuestos ahora se convierte en vehículo de catering, “manda huevos” lo que da de sí el ATV de Juanma. Salchichón, chorizo y hasta unas fresquitas, nunca mejor dicho, aparecen del sin fondo maletero del invento del maligno con múltiples utilidades. Llamadas telefónicas a nuestras consortes y amigos para que inicien su viaje a Guadalupe con los carrillos, en estas nos comentan que en Villanueva y Don Benito está nevando como nunca y nos preguntan que como está el tiempo por donde nosotros nos encontramos, a lo que respondemos con una verdad que no se creen, que sólo nos han caído unos copos en Logrosán. Aquí se divide el grupo, Juan con su costado dolorido, Juanma con su ATV y Jose que lleva seis meses sin tocar la moto, la dichosa caza, se van por carretera y una ruta más sencilla. El resto a coronar el Melonar, en estas que empieza a nevar con fuerza y en el bordeo del pantano, la pista y los pinos se van cubriendo de un espectacular manto blanco. Con los dedos congelados llegamos al inicio de la trialera y empieza la verdadera fiesta. La subida de nivel medio se convierte en una pista de patinaje en la que todos a excepción del abuelo y su 530 tenemos problemas para coronarla. Esperando mi turno veo que llegan dos rezagados, uno es Cochoño pero la otra figura no me suena, se acerca esa KTM con un espigado piloto y su casco blanco y por fin adivino quien es, el Campeón de Extremadura Senior B Don Javier Madroñero, ¡coño que alegría!. Javi es de Logrosán y advirtiéndole Pedro de nuestra aventura vino a saludarnos. Y se unió con su katy con esa pegatina de la Red Bull Romaniacs a la fiesta. Subió, bajó y se fue para casa, que no estaba el tiempo para gaitas. La nevada ya es de las de órdago a la grande y el Melonar adquiere otra dimensión con esos pedrolos vestidos de blanco. Con diez centímetros de nieve continuamos la subida, un consejo, en los pasos canadienses no hay que tocar el freno de delante y sobre todo si están nevados, ¡hala! otra vez al suelo. El sendero de bajada a Guadalupe se ha convertido en una alfombra de 15 o 20 centímetros de nieve que oculta las piedras y que lo hace de un “divertido”. Más o menos desperdigados vamos llegando a Guadalupe, no sin haber besado el suelo otra vez en la pista helada, que razón tienes Garci, Cervantes y compañía en Finlandia llevan clavos y así tiene que ser hasta fácil. Algunos ya están cambiados y el resto lo vamos haciendo a medida que llegan nuestras santas, nunca mejor dicho porque la nevada ya estaba tomando tintes extremos. Nuestros hijos disfrutando de la nieve y nosotros de unas cervecitas más que merecidas. Ya secos y más decentes damos cuenta de los manjares de la tierra y de sus caldos, claro que la nieve y la buena mesa unida a una mejor compañía, hace que nos demoremos en nuestra salida y aquí es donde llega la segunda etapa de este Dakar, pasamos al Dakar Transiberiano………..


Dakar Transiberiano.

Terminamos de comer tarde y la carga en los carrillos de nuestras niñas hizo que Guadalupe, su sierra y sobre todo sus carreteras de salida, acumularan veinte centímetros de nieve. Nosotros, poco duchos en esto de la nieve, que incautos, nos lo tomamos a coña jurraquera y ya de noche por todo el mundo como dice el Bucha, nos disponemos a partir. César, Cochoño y Javi partieron antes y en sus sendos todo terrenos, de ahí que en dos horas y media llegaran a casa en un trayecto, que normalmente, se viene tardando cincuenta minutos. El resto todos en fila india, Juan con el Focus de Juanma y cuatrocientos kilos en su carrillo, le seguía Jose Carmona con su Laguna con tres meses y doscientos cincuenta kilos en el carrillo, detrás Jose y su Grand Cherokee con más de trescientos kilos de motos en el carrillo y entre ellas la mía, Ricardo con su BMW tracción trasera y ruedas Racing Pro tipo slick que te cagas de buenas y en su carrillo las dos Katis de la familia Ortega, justo a su espalda mi Audi A4 1.8 Turbo Avant con también unas ruedas 225 Racing Pro tipo slick que te cagas y cerrando la comitiva el Audi A4 1,9 Tdi de Luis. Bajamos de Guadalupe a 5 Km/h con una nevada de esas que no volverán en decenios, no muy duchos en este tipo de conducción alguien frena haciendo pararse a la comitiva, Ricardo con su tracción trasera, sus ruedas Racing Pro tipo slick que te cagas de buenas y las dos naranjas encima intenta reanudar la marcha haciéndole la tijera el carrillo y andando su BMW de costado. Ricardo baja jurando en hebreo y relatando no se que de inercia joder, inercia, jajajaja. Empujamos el coche entre Antonio y yo, no sale y decidimos desenganchar el carro, otro empujón y ponemos el coche en la carretera. Carro enganchado, segundo intento y BMW y carrillo enfilan otra vez la cuneta, ¡la madre que lo parió!. Vuelta a empezar, desenganchamos y empujamos otra vez pero esta avanzamos más metros hasta dejar el coche totalmente recto en la calzada, vuelta a por el carrillo y cincuenta metros remolcándolo hasta el vehículo, a todo esto la nevada cada vez era más gorda, enganchamos y le digo a Ricardo que si sale que no se le ocurra parar. Vuelta a mi Audi con esas ruedas Racing Pro tipo Slick buenas que te cagas y lo que antes eran rodadas marcadas en el asfalto ahora es blanco, todo blanco. Meto primera, acelero y mi coche cobra vida propia, en vez de seguir hacia delante inicia un trayecto lateral al sentido de la marcha en dirección a la cuneta izquierda, ¡coño, coño, coño, joder, joder, joder!. Por fin se para a dos dedos de la cuneta, lo intento otra vez y esta vez si, si que me metí en la cuneta. ¡A tomar por culo!, ahora si que la hemos hecho buena. Pedro se baja para empujar y dar instrucciones, instrucciones que mi coche se negaba a obedecer. Varios trompos de esos a cámara lenta y que no hay manera de que paren, tres excursiones por la cuneta izquierda y dos por la de la derecha con un olor a embrague quemado que daba miedo. A todo esto mi mujer, la de Luis y la de Pedro estarían acordándose de toda su familia política pensando en la nochecita que les esperaba. Al sexto intento, creo, logro colocar mi coche en lo que supuestamente era asfalto, iniciamos la marcha y mi coche no hay manera de hacerlo ir en línea recta. Paro y unos chavales en un Vitara nos comentan que no hay manera de salir de allí, que Puertollano está cerrado y que nuestros amigo están más adelante haciendo filigranas para dar la vuelta y volver a Guadalupe. Como puedo llego a la rotonda que da acceso a la nacional que nos llevará, supuestamente, de vuelta al pueblo. La carretera es de mejor asfalto y parece ser que ha pasado la quitanieves y reitero lo de parece, intento subir en tercera buscando el par del coche pero no hay manera, veo como Pedro con el diesel de Luis y neumáticos menos Racing pro tipo slick buenos que te cagas suben, con problemas pero suben, pero yo empiezo a ir de un lado a otro de la carretera, contravolante va, contravolante viene, uy el quitamiedos, uy el otro quitamiedos. Nada que no hay manera, me rindo y paro. Los chavales de antes y su Vitara salvador me remolcan hasta el pueblo no si romper la eslinga en una ocasión. Bueno ya estamos en Guadalupe por segunda vez. Al hotel a reservar habitaciones, llamo a Garci y me cuenta que ellos están con la misma “diversión” pero que ya están cerca del pueblo y que reserve otras cinco habitaciones. Suena mi móvil, es Jose “El Bucha” y mantenemos esta conversación:
- Ángel, he tenido que abandonar el carrillo y las motos en mitad de la carretera
-. No me jodas, ¿y eso?.
- He llegado arriba, hasta el cruce y viendo que estabais todos tirados en la carretera en vez de irme por Obando he decidido irme a Cañamero para dar aviso a la Guardia Civil, y en la bajada, con treinta centímetros de nieve y sin rodadas, me ha empezado a hacer la tijera el carrillo empujándome hacia el barranco, todos en el coche llorando, así que soltado el carro y lo he dejado en mitad de la carretera.
- No te preocupes Gordo, has hecho bien, ya las recogeremos mañana.

Preocupación, rabia, mala leche, etc pero llegan todos al hotel y decidimos que no hay mal que por bien no venga. Buena cena en buena compañía y buenas copas con la misma compañía.
Después de la tormenta siempre llega la calma y después de no dormir mucho pensando en las motos en mitad de la nada, a la 07:30 h estaba en el Cuartel de Guardia Civil, y después de más avatares que sería largo y pesado de contar y leer, llega la llamada de Jose, con esta frase: ¡¡¡Las tengo!!!, buffff. Nos aventuramos a marcharnos a eso de las 12:00 h y estamos todos en casa después de dos días de “ruta”.

Hay que empezar a pensar la siguiente.

PD.: Mi gratitud, mi estima y la de Ricardo, a los chavales del Vitara azul matrícula de Cádiz que nos sacaron del apuro y de los cuales no tengo más datos pero que con el tiempo me enteraré de ellos y agradeceré como se debe su altruismo. ¡¡¡¡GRACIAS TÍOS!!!!